bueno como no posteo hace muchoooooooooooooooooooooooo
pondre doble capitulo XDDdCapítulo VII: DESPEDIDA
Ya era mediodía del jueves, en otras palabras tenía que ir a juntarse con Draco en pocos minutos. Estaba demasiado nervioso, las manos le sudaban, la cabeza no paraba de darle vueltas y aún no sabía que le diría. Se había pasado parte del día anterior pensando en la información que el rubio quería obtener, hasta que llegó a una posible conclusión, que según él era la más lógica y evidente; sin embargo, para cerciorarse de que estaba en lo correcto, le había mandado una carta a Lupin explicándole que había encontrado de casualidad la carta de Narcisa y pidiéndole que averiguara que era lo que quería Voldemort.
Estos dos últimos días habían sido un verdadero calvario, por una parte había tenido a Hermione insistiéndole continuamente que no se juntara con Draco, y por la otra había tenido a Hermione retándolo por utilizar a Ginny. En lo primero no le podía dar en el gusto a su amiga porque necesitaba ver a Draco una vez más, aunque sólo fuera para despedirse; y con respecto a lo segundo, simplemente no lo podía evitar, disfrutaba demasiado ver la cara que ponía el rubio cada vez que se paseaba con Ginny o cuando la abrazaba o simplemente cuando reían en el comedor, sabía que eso estaba haciendo que la chica se enamorará cada vez mas de él, pero eso no era necesariamente un problema, mal que mal él sólo tenía ojos para Draco, asique si las cosas no resultaban con él, preferiría tener una relación de pareja con una amiga, antes que con otro chico.
- Harry… Harry… ¡Harry! – gritó Hermione al ver que su amigo estaba en las nubes – No has comido nada.
- No tengo hambre – respondió distraído saliendo de sus pensamientos.
Por más que buscara una forma de enfrentarse a Draco no la encontraba, ni siquiera sabía que le diría y lo peor de todo era que sabía que aunque prepara un discurso no podría decírselo, ¡sólo tenía que mirar esos ojos azules para olvidar hasta como se llama! Bajo la cabeza, resignado y miró su almuerzo, al instante se le revolvió el estómago ¡lo que le faltaba!
- No puedo más, iré a verlo ahora mismo – dijo Harry, aprovechando que Ron estaba en enfermería y Ginny en su examen de aparición, por lo que podía hablar libremente con Her.
- No puedo creer que vayas a pesar de lo que sabes de él, ¿y si es un mortífago y te está tendiendo una trampa? - le dijo muy seria su amiga.
- Her, no importa lo que me digas iré de todas formas, creo que ya te lo había dejado claro. – le respondió, cansado de oír otras de las tantas hipótesis que se le habían ocurrido de lo que podía estar tramando Draco.
- Está bien, pero luego no digas que no te lo advertí - le dijo con tono de reproche. – Por mientras yo iré a ver a Ron, antes de que se levante para saber por qué no estamos con él – dijo Hermione con la cara llena de ternura al pensar en Ron.
- ¿Cuándo le dirás? – le pregunto Harry sonriendo.
- ¿Qué cuándo le diré qué? Y ¿a quién? – Preguntó ruborizada.
- No eres la única que puede ver los sentimientos de los demás, Her. Sé perfectamente lo que sientes por Ron. Me atrevería a decir que todos lo saben, bueno… todos menos él – se rió.
- ¡Ey! No te rías – se enojó Hermione – pues no sé, no quiero perder su amistad, además no creo que él me corresponda.
- Nunca lo sabrás si no se lo dices – la animó su amigo al verla tan apenada. – Ahora deséame suerte con Draco. – Le sonrió.
Estaba a punto de levantarse de la mesa cuando miles de lechuzas entraron en el comedor.
- ¡El correo! se me había olvidado – dijo Harry sorprendido al ver a las lechuzas acercarse.
- Espero que mi madre me haya mandado la pomada para las encías que le pedí – Dijo Hermione, preocupada, abriendo el paquete que le habían mandado sus padres.
- Es increíble cómo se queja Ron por un pequeño dolor de muelas – se rió Harry mientras abría una de las dos cartas que había recibido.
- No te creas, según mis padres es muy doloroso cuando salen las muelas del juicio. Aunque me sorprende que le salgan tan joven, generalmente aparecen a los 18 o 20 años. – Dijo Hermione como una experta en dentaduras. - ¡Aquí está! Se la iré a dejar, de seguro esto le calmará el dolor. – Dijo levantando triunfante una pequeña pomada de color blanco. - ¿A ti que te ha llegado?
- Una carta de Dumbledore diciéndome la hora de nuestra próxima clase – respondió Harry mostrándole una de las cartas.
- ¡Qué bien! Esta ya es la quinta ¿no? Debe ser muy interesante.
- Pues la verdad es que me las tomo muy enserio, aunque saber tantas cosas de Voldemort no es muy placentero – le sonrió a su amiga.
- Debes fijarte en todos los detalles, TODO es importante, Harry – le recordó. - Bueno iré a ver a Ron, nos vemos más tarde y… suerte con Draco. – Le dijo con cara de pocos amigos
- Gracias Her… la necesitaré – dijo una vez que ella se fue.
Apenas su amiga desapareció del comedor guardó la carta de Dumbledore en su mochila y se dirigió a su cuarto para cambiarse de ropa mientras abría la otra carta que se había guardado en el polerón para que Hermione no la viera. No tenía remitente, por lo que supo de inmediato que era de Remus.
Desde que su padrino había muerto le mandaba constantemente cartas a Lupin para pedirle consejos o algún tipo de información que necesitara, esta vez esperaba que hubiese podido averiguar qué era lo que quería Voldemort, o al menos que hubiese llegado a la misma conclusión que él.
Llegó a su cuarto y comenzó a leerla en silencio, impaciente.
Al terminar de leer la carta un suspiro fue el único sonido de decepción que pudo emitir. Tenía la esperanza de que alguien le dijera: “No sé de dónde has sacado esta información, pero es mentira. Draco te amaba y jamás haría algo que te hiciera daño”, pero eso era pedir demasiado.
Se cambió de ropa lo más rápido que pudo, tomó la carpeta que estaba en su mesa de noche y se dirigió al 7° piso. Mientras caminaba por los pasillos no podía dejar de pensar en lo fácil que había sido intuir lo que Draco quería, por eso antes de recibir la carta de Remus había hecho un informe con todo lo que necesitaba para este encuentro, sólo esperaba que le sirviera, no quería ni pensar en lo que Voldemort le haría a Draco si no llegaba con esa información.
Llegó al 7° piso, pensó en un jardín lleno de flores, abrió la puerta y entró.
El lugar era increíble, un verdadero lugar para relajarse y enamorarse: los árboles altísimos que rodeaban el lugar; el césped perfectamente cortado por el que le hubiese encantado caminar descalzo; las flores de todo tipo y de todos colores que decoraban elegantemente los al rededores; las aves que cantaban alegremente alrededor del lago, entre las ramas de los árboles, mientras se posaban en el césped, o simplemente volaban haciendo lindas figuras en el cielo; y finalmente el lago, un hermoso lago color turquesa que se encontraba en la mitad del parque, era tan irreal que parecía pintado a mano… en otras circunstancias todo eso le hubiese parecido perfecto, pero ahora era sólo un lugar del que quería marcharse lo más rápido posible.
Comenzó a mirar para todos lados para ubicar a Draco, pero no lograba encontrarlo.
- Soy un imbécil – pensó Harry con una sonrisa sarcástica, suponiendo que Draco nunca tuvo intenciones de ir.
- ¿Me estás buscando? – susurró Draco, detrás de Harry, dejándolo inmóvil.
El moreno se derritió con sólo escuchar su voz, lo único que quería era darse la vuelta, besarlo apasionadamente, y demostrarle que nadie podría amarlo como él, pero no podía… no ahora.
- Si, la verdad es que sí – le dijo dándose la vuelta y mirándolo directamente a los ojos sin ninguna expresión.
- Tenía la esperanza de que entendieras el mensaje – le dijo Draco acercándose a él para abrazarlo. Aunque le costara admitirlo lo había echado mucho de menos, además haberlo visto con Ginny le había provocado unos celos infernales, lo único que quería era matar a la pelirroja y hacerle ver que Harry era de él y de nadie más. – Harry, ¿estás bien? – le preguntó al ver que el Moreno se alejaba.
- Sabes, es increíble la cantidad de cosas de la que una persona se puede enterar sólo con leer un pedazo de papel – le dijo Harry con un tono neutral mientras abría la carpeta y sacaba uno de los papeles que andaba trayendo. – Creo que esto te pertenece.
Draco, algo confuso y preocupado, tomó el papel que su compañero le ofrecía. Estaba muy arrugado y sólo tuvo que leer las dos primeras palabras para entender lo que estaba pasando.
- ¿De dónde la sacaste? – le preguntó, furioso. Aunque lo que realmente sentía era preocupación. - ¡Respóndeme!
- La encontré en mi pieza, tuvo que habérsete caído la última vez que estuviste ahí – Harry se sonrojó al recordar lo que habían estado a punto de hacer ese día y esquivó la mirada de Draco. – De todos modos creo que debería ser yo el furioso – dijo con un poco de brusquedad aún con la cabeza gacha.
- Harry yo…
- No, no te molestes. No quiero oír más mentiras – Lo interrumpió con determinación mirándolo al fin. El día anterior había planeado miles de preguntas para Draco, pero tal como había pensado todas se le olvidaron apenas lo miro a los ojos, sin embargo no creía que fueran tan difícil de responder ahora que sabía que era lo que quería Voldemort. – Sólo vine a entregarte esto. Aquí encontrarás todo lo que he estado haciendo con Dumbledore en mis clases particulares con él. – Le entregó la carpeta sabiendo que sería su perdición. – Sin embargo quiero que sepas que esta será la ÚNICA vez que te ayude asique espero que aproveches bien la información.
Draco sólo se limitó a tomar la carpeta, no sabía que decir, ni qué hacer, estaba consternado. Si el año pasado le hubiesen dicho que Harry le salvaría el pellejo, le hubiese respondido que estaba loco después de haberle regalado unos cuantos combos.
- Para esto me querías ¿no? – Le Dijo Harry, dolido, al ver que Draco no decía ni hacía algo. Un “gracias” era suficiente.
- ¿Qué te hace pensar que es esto lo que necesito? – Le preguntó en tono burlón moviendo la carpeta.
- Conozco a Voldemort, Draco. A quien no conocía, hasta ahora… era a ti. - le respondió esa vez sin emoción alguna.
- Vamos Potter, no te habrás creído lo de mis sentimientos ¿verdad? ¿o es que pesabas que era un maricón como tú? - Dijo Draco con desprecio para disimular lo que realmente estaba sintiendo. Era tanta su confusión que ni siquiera se percató de que Harry había llamado a su amo por su nombre.
Harry se quedó inmóvil por unos momentos, sabía que Draco sería pesado con él, pero nunca esperó algo tan hiriente por su parte ¡Le estaba salvando el pellejo y ¿así se lo agradecía?!
- No te preocupes, me ha quedado claro que no eres maricón, así como tampoco yo lo soy. – le sonrió utilizando la misma palabra de desprecio que él. – Sólo eras un capricho que quería tener y cuando lo conseguí, ya no le veía la gracia.
- ¿Ah, sí? – dijo Draco bajo su fachada de niño frio y calculador – Pues mejor para mí, así me ahorro tus llantos por los pasillos implorando a que vuelva contigo a tocarte, a besarte…
- ¡Ja! No te preocupes que ya tengo a alguien que lo hace mucho mejor que tú.
- ¿Me estás diciendo que si te beso ahora no sentirías nada? – río Draco – Eso me gustaría verlo, pero eres tan cobarde que no… - Motivado por la rabia y por el hecho de que nunca más volvería a probar sus labios, el moreno lo interrumpió con un beso.
Al principio, Harry sólo tenía en mente un leve beso, pero cuando escuchó como la carpeta caía al suelo mientras las manos de Draco lo agarraban de la cintura, acercándolo hacia él, no pudo evitar dejarse llevar; poco a poco fue abriendo su boca para que la lengua de Draco penetrara libremente en ella y sin poder mantener las manos quietas las llevó al cuello de rubio con el fin de enredar sus dedos en su cabello y profundizar más el beso.
Draco, gratamente sorprendido comenzó a acariciarlo por debajo de la polera, lo único que quería era sentir el calor del cuerpo de Harry; no podía explicar lo que estaba sintiendo porque ni él lo entendía, sólo sabía que desde el primer beso en las mazmorras, las ganas que tenía de poseer a Harry aumentaban por minuto.
Totalmente fuera de sí y con un solo objetivo en mente, Draco comenzó a sacarle la polera, sin embargo, contraria a la repuesta que esperaba, Harry dejo de besarlo.
- ¿Te ha quedado claro? – le dijo Harry apartándose como si nada hubiese pasado – Y si crees que te he entregado la información porque estoy enamorado de ti, olvídalo, sólo lo he hecho porque me das pena. – Sin decir más salió de la habitación dejando a Draco confuso y excitado.
OJALA LES GUSTE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! [b]